Tendremos que pasar la noche en vela
Los niños no deberían escuchar cuentos antes de dormir. Si los cuentos son buenos, los niños se desvelarán esperando la continuación, dibujando en el aire con el índice a su personaje favorito o simplemente rebobinando la historia en su vídeo-cabeza para ponerla otra y una vez. Si los cuentos son malos con aire de pésimos, los niños se aburrirán tanto que, ciertamente, dormirán como benditos. A la mañana siguiente despertarán queriendo ser farmacéuticos en vez de príncipes, y por supuesto no querrán volver a aburrirse la noche siguiente, así que será imposible volver a leerles un cuento en mucho tiempo. La repetición de malas historias nos traerá un mundo perfecto: los más avanzados serán capaces de formular drogas cada vez más complejas para que el resto traguen con un vaso de agua antes de dormir la pastilla que les haga olvidar la falta de imaginación. Es un hecho. Y sin embargo tú me has pedido un cuento para dormir esta noche. Tú, que no eres una niña. A mí, que he hecho contig...